Y acá estoy, día de semana, en
horario de trabajo. Tomé muy enserio un día de Tregua y salí a caminar. Sí, lo reconozco,
una especie de fuga, una evasión a todo
lo cotidiano que me brindan las calles en horarios conocidos. Estoy en la intercepción
de siempre donde esta la torre alta, si,
esa bien alta, en el cual hay una banca que no existía a eso de las 2 de la
tarde.
En mi inspiración de esta
aventura el personaje se toma un café, yo en cambio tengo la compañía de una
paloma, que con pasos insípidos se acerca a mis pies en busca de alguna miga
perdida. El ave, temerosa por naturaleza de mí, de ellos, de nosotros que nos
movemos al igual que cardumen arrancando de un predador que estuviera a nuestra
saga, nos trasladamos en competencia descarrilada, sin motivo, sin norte. Primera señal, no estoy pisando el mundo de
las 2 de la tarde
En la mágica banca que no vi a
las 2, sentado veo como mí derrotada compañía me abandona caminando con los
mismos pasos, inexpresivos, hacia la siguiente banca que fantásticamente no existía
a las 2, en ella están dos personas, sentadas conversando, muy distintas al
ecosistema que suelo conocer.
-¡Yapo! Joaco tomate luego la
bebida, que nos queda ir a pagar y después tenemos que ir a buscar a tu papa al
trabajo.
-Mira mamá, la torre se ve en el
otro edificio. Es como un espejo gigante uh- dijo el niño mientras tomaba su
botella.
Claramente Joaco es más
detallista que yo, la torre, que me incitaba a mirarla de base a antena, se reflejaba
en el edificio continuo. No solo la torre, sino también las nubes, el cielo y
algunas ramas de un árbol alto.
Que hermosa situación, que
perfecta fuga en el momento preciso, donde mi mente coordinada con mi cuerpo pedía
un respiro entre blancos papeles y finos libros. Que acabado y correcto
instante, 3 horas pueden cambiar una calle, poner bancas, centro de
observaciones, donde un cardumen desesperado lucha por no ser rosado con un
hombro ajeno, es transformado por madres con miles de Joacos detallistas y
sedientos de paisajes urbanos.
-Gracias Joaco- le dije con casi
un hilo de voz
Gracias Joaco por invitarme a un
mundo muy distinto al mío, universo que estoy sediento por conocer. Como quisiera
compartir por red social la sensación de descubrimiento.
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