Mirar atrás no puedo,
Sin recordar tu cuerpo.
Perdido, en el camino de tus curvas.
Canta en mi cabeza, el recuerdo de tu figura paseante.
Como puedo negarte, si
tenerte no puedo.
Solo me bastaba el silencio en tu mirada,
Reflejando mis ojos en los tuyos.
No hacía falta tormentas de palabras,
Cuando cerca estabas, mi mundo era mudo.
Mudo fue mi corazón, antes de tu llegada,
Transparente, como un cristal al sol es mi alma,
Voladora en tu presencia.
Me enseñaste galaxias de deseos.
Tú astral figura, son estrellas en el cielo,
Que invitan a no olvidarte.
Más allá de lo que veo,
Me bastaba tu silencio.
Heladas esperas, entre borrones y errores.
El silencio se ha ido, un castigo en el frio.
Ciudad que ruedas, con acústica compañía,
Absoluta soledad, en un universo de conocimiento.
Pronto la muerte rosara mis hombros,
Me niego a estar cuando me abandone.
El hombre, la soledad, tú, ausente;
Fraguados en el alma.
Mas ya no puedo.
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