24 de abril de 2013
Relato de una espera
Hola, estoy en el banco estado, ese que está en alameda con bandera, ayer mi tarjeta fue bloqueada y fuimos muchos las víctimas que sin previo aviso nos caducaron nuestras claves. Tengo el número de atención C04 gracias a una generosa señora que me dio un número que sobraba. Tengo el C04 y el tablero el B83. A mi lado, mi salvadora dama, mueve sus brazos, dedos y muñecas tan rápido que no distingo los palillos de su tejido, como extraño mi libro, mi positivismo me hizo pensar que sería una corta estadía en el banco. B86 la señora se quejó de sus muñecas, guarda el tejido mientras el típico hombre apurado, mira la hora, suspira hacia el cielo. B93 comienzan los reclamos.
-Cómo es posible, 5 personas para atender a más de 150-grita a viva voz, la autoproclamada líder, mirándonos, invitándonos a el reclamo.
-Deberíamos llamar a la televisión, hacer ruido, esto no puede ser posible- me comenta la tejedora señora al tiempo que se para.
B95 y observo como mi compañera de asiento me abandona, despidiéndose con una sonrisa. Por un momento me sentí solo, a la deriva entre 180 portadores de tarjetas bloqueadas. B99, comienzo a pensar como abordare el tema cuándo me atiendan.
-Buenos días, bueno ya sabe a lo que vengo- sí, eso diré.
C01 comienza la espera, la más larga.
C02, que rápido están pasando los números. C03 me paro y me preparo para la carrera, atento al tablero sin despegar la vista. C04, camino, casi corro dirección hacia la señorita de la atención, me recibe con una cara no muy amigable, llego al mesón, saco de mi bolsillo el ticket, tenía el C02.
-Señorita perdón, pero tenía el C02- dije con voz sumisa y cara de drama.
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